Crónicas de rock
En una noche de teatros rockeros, Amorphis y Gamma Ray dejaron una noche para el recuerdo en Bogotá
La del 15 de abril fue una velada memorable con dos grandes bandas tocando respectivamente en el Teatro Libre de Chapinero y en el Astor Plaza, distintos escenarios llenos de seguidores entusiastas y satisfechos en Bogotá, indetenible ciudad rock.
Amorphis en el Teatro Libre: la noche que una corona luminosa cubrió a Bogotá
Un lunes de mayo en Bogotá, cae la tarde y lentamente el cielo de la ciudad comienza a oscurecer... No obstante, sobre Chapinero se ve un círculo que ilumina el Teatro Libre. Desde Finlandia, la tierra de los mil lagos, Amorphis descendió para tronar en el país.
Pasadas las ocho de la noche, y como si hubieran salido del Kalevala (la epopeya finlandesa), sus seis miembros pisaron el escenario, guitarras, bajo, batería, teclado y voz dieron inicio a una odisea nórdica de 35 años. En los años noventa, de manera paralela al grunge, hubo una explosión de metal en Europa y en una buena parte de América; el metal noventero tuvo en Amorphis a unos de sus mejores y más innovadores exponentes.
“Northwards”, de su más reciente trabajo Halo, que los finlandeses vinieron a promocionar, sonó ante un escenario lleno y un público pletórico. “On the Dark Waters”, del mismo trabajo, y el ya clásico “The Smoke” continuaron con la jornada de virtuosismo y nostalgia. El cielo estuvo más cerca que nunca con “The Sky is Mine” y “The Moon”; los noventa volvieron con “Thousand Lakes” y “The Castaway”. “Silver Bride”, “The Wolf” y “Wrong Direction” continuaron el recorrido de los años 2000, virtuosismo y talento del sexteto de Helsinki en un lugar ideal para ver y escuchar (a pesar de pequeños altibajos en el comienzo que no opacaron el concierto). Incluso, en un momento se escucharon covers cortos de Slayer, Deep Purple, AC/DC y Black Sabbath durante la presentación de cada miembro de la banda. Calor y camaradería desde el norte.
Tal vez el momento cumbre, aunque todo el concierto fue un extenso momento cumbre, se dio cuando en el teclado sonó “Black Winter Day”, su himno, la canción que surgió de los lagos y llegó a todo el mundo. Tomi Joutsen (voz), Tomi Koivusaari, Esa Holopainen (guitarras), Oli-Pekka Laine (bajo), Jan Rechberger (batería) y Santeri Kallio (teclados) condujeron al público colombiano a ese halo que llegó con ellos. “My Kantele” (otro gran clásico), “House of Sleep” y “The Bee” cerraron ese círculo y devolvieron a la tierra a los mortales que lograron ver ese fenómeno sobrenatural que duró casi dos horas. Solo queda respirar y agradecer a los dioses por tal regalo.
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Gamma Ray electrizó el Astor Plaza
En la otra mitad de una noche de teatros albergando sonidos estridentes, en el Astor Plaza sonó Gamma Ray, que con nuevos integrantes demostró su firme capacidad de maravillar a sus fieles. Estos llegaron puntuales, llenando gran parte del teatro de un entusiasmo que nunca desfalleció en el concierto. La banda dejó muchísimo; el público también.
Con músicos nuevos, que han generado polémica, la banda abordó de frente el tema, y los arropó: a su baterista italiano, que golpeó tan duro su redoblante que rompió cuero, y a su guitarrista finlandés, virtuoso reminiscente en algunas de sus sonoridades a las de Janick Gers, pero una fuerza en su propia ley; ambos, cero sorpresa ahí, se probaron muy bien escogidos. Y es que volar al lado del virtuoso que es Kai Hansen puede ser la clave. Porque este excepcional músico le demuestra en segundos a ignorantes y a conocedores por igual de qué está hecho, en las guitarras, en las voces, en las dos simultáneamente. En ese orden de ideas, no es exagerado decir que Gamma Ray dejó una presentación tan rotunda como su líder.
Puede ver la lista de canciones que tocó la banda haciendo clic aquí. Y no olvide consultar la agenda rock de abril, a la que todavía le faltan poderosísimos cartuchos como Megadeth en un espacio que suena increíble y más.